miércoles, 21 de marzo de 2012

UNA TARDE DE CIRCO


Hola a todos,


Reconozco que fue sesión intensiva, pero es lo que tienen los festivales, un montón de propuestas interesantes concentradas en el tiempo. Estaban encantados. Encantados por el espectáculo y por el medio de transporte que les llevaría hasta él. 

No se si ya lo habré contado, pero a mi me fascinó. Debía de ser muy pequeña porque aún llevaba chupete (tampoco demasiado pequeña porque debí de llevarlo muchos años) Que rabia no acordarme si ya os lo conté. Igual sí, pero recuerdo perfectamente el día que dejé de usarlo (igual también os lo he contado, jajajajaja. No me encuentro muy bien y se nota). Estaba en San Isidro la estación de esquí que hay cerca de León. Creo que era por la mañana, pero aunque la escena se quedó grabada en mi cerebro y cuando la recuerdo es como si la estuviese viviendo de nuevo, no preciso el momento del día con nitidez, sonó el timbre y era Chobo, el ahijado de mi padre y mi amigo desde que nacimos, de mi misma edad. Afortunadamente en la entrada del apartamento alguna de mis hermanas había dejado sus botas de Après ski y el utensilio con tetina salto de mi boca cual resorte y desapareció en el interior de una de ellas ante la mirada atónita de Chobo. Recuerdo los ojos de mi amigo clavados en mi boca y la mirada que le debí de lanzar en plan "aquí  no ha pasado nada y todo es producto de tu imaginación". Ese  fue el último día de su existencia en mi vida. 

Como os decía, con él aún de compañero de viaje me fascinó igual que ahora le fascina a Guillermo. Los túneles, los pasillos anchos e interminables, el ruido al llegar y al partir...  el mogollón de gente.. 

El espectáculo comenzaba a las 20.00 del viernes "Vamos a ir a un Circo sin animales" le contaba a todos los viandantes que encontraba a su paso Se lo había consultado "Os apetece ir a un circo sin animales?" Su respuesta fue afirmativa y allí estábamos los cuatro momentos antes del comienzo frente al bar del Teatro Circo Price esperando por las cajitas de palomitas. 


Hay que remontarse al s. XIX para conocer la historia de este circo que debe su nombre a Price un domador de caballos irlandés que levantó su propio circo ante la pasión de los madrileños de la época por las artes circenses. Según nos cuentan en su web el único edificio en España capacitado para acoger espectáculos circenses. Seve y yo ya lo conocíamos. Allí vimos un concierto de mi amado Serrat. Si no lo conocéis el propio edificio es un espectáculo. Es muy curioso acceder por sus grandes puertas y desembocar en una autentica pista de circo. Nuestras entradas eran de lujo (mil gracia Lorena) pisando la propia pista.





Les Tziganes tombent du ciel es un espectáculo de circo genuinamente gitano. En él hay trapecistas, contorsionistas, acróbatas y malabaristas que realizan sus números al ritmo de una música balcánica que acompaña toda la función. 







La cantante, Delia, mujer del Director del espectáculo Alexandre Romanés acompañada por un violín, contrabajo y acordeón, embrujo a Guillermo. No paró de bailar y moverse cual Zíngaro y de hacer malabares con dos cochecitos (creo que venían dentro de unos huevos kinder) y yo no dejé de recogerlos del suelo ante el temor de que saltase a la pista como uno más del grupo. Aunque reconozco que pasé momentos de tensión, incluso casi de pánico (últimamente no calla y por supuesto no para) ante la mirada del hombre de la butaca de al lado, merece la pena que los aún más bajitos abran sus mentes.


Romanes Cirque Tzigane permanecerá en el Price hasta el 26 de marzo, fecha en la que finaliza esta edición de TEATRALIA Un espectáculo diferente, particular que hará que gires tus caderas cual Shakira ahhh!!! y con final original, bandejas de humeantes buñuelos que por supueto devoró el goloso de Nicolás.



Guille optó por el poster de la función (postre, según Guille) y por seguir con acrobacias y demás una vez finalizada la misma. 



Espero que os haya gustado. Besos mil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario